Hoy conocemos mejor a José Luis Bárcenas Hermosilla, corrector-revisor en Editorial eLearning. Es especialista en la revisión, corrección y calidad de los textos formativos y destaca que ha aprendido de todo a lo largo de estos años. Subraya las enormes posibilidades que dan el vídeo o la gamificación para el aprendizaje y afirma que le habría encantado ser periodista, historiador o arqueólogo.
Por tus manos han pasado miles de textos en estos años. Habrás aprendido conocimientos de un montón de materias…
Es inevitable. Cuando acabas de corregir un texto no recuerdas su contenido entero, pero sí se te quedan detalles curiosos o, por lo menos, terminas teniendo una ligera idea del tema. A veces, te acaban sonando cosas que la mayor parte de los mortales no saben ni que existan. Vamos, que después de haber corregido un montón de libros de hostelería casi puedo poner una mesa como el maître del Ritz.
Tú eres especialista en la revisión, corrección y calidad de los textos. ¿Qué es lo más importante en un documento para que pueda ser considerado un contenido formativo de calidad?
Algo que valoro mucho es el orden en el que se presentan los conceptos, la jerarquía de los contenidos, el hilo de la explicación. El alumnado tiene que entender sin mucha dificultad cómo a lleva a b y b lleva a c. Sin ese orden, lo que queda es la sensación de que quien ha escrito eso no tiene las ideas muy claras, de que improvisa, de que, en resumen, no conoce lo suficiente ese campo. Y eso no es admisible en formación.
Por otro lado, un contenido formativo no puede tener ni una falta de ortografía o gramatical. ¿Cómo vas a fiarte de lo que te están explicando si quien lo hace no domina ni siquiera su propio idioma?
¿Qué temáticas disfrutas más?
Las relacionadas con mis gustos personales, claro. Por ejemplo, hace unos meses corregimos un máster sobre el mundo editorial que era una maravilla, por el nivel de conocimiento que demostraban sus autores de hasta los más pequeños detalles sobre la edición y la comercialización de los libros.
Pero, luego, hay temas que resultan atractivos por sí mismos, porque te descubren aspectos de la vida cotidiana que desconoces. Es muy interesante averiguar cómo funciona el comercio internacional o cómo se organiza un supermercado para aumentar las ventas.
¿Y cuáles te resultan más tediosas?
En general, las temáticas muy técnicas o muy especializadas resultan más pesadas de leer, porque, como es lógico, un corrector o una correctora no sabe de todo y hay áreas que te resultan difícilmente comprensibles. Por ejemplo, a mí me ha pasado con unidades didácticas de estadística avanzada que estaban mucho más allá de la estadística que di en la carrera o con un tema sobre el funcionamiento de una máquina que aún no sé para qué sirve.
Tú eres psicólogo ¿Crees que está cambiando mucho la forma de enseñar?
Sí, mucho. Es verdad que los principios del aprendizaje son los mismos, pero ahora los vemos aplicados de una manera completamente distinta. La forma de suministrar feedback al alumnado sobre sus progresos, por poner un caso, no puede ser igual en elearning que en la enseñanza presencial, pero responde a las mismas razones. El propio papel del docente está cambiando a medida que las nuevas tecnologías se van incorporando a la formación. Es todo un reto, pero también resulta apasionante después de siglos de que el proceso de enseñanza-aprendizaje haya sido básicamente igual.
¿Qué nuevas técnicas te gustan más y por qué?
Creo que la inclusión de los vídeos y de la interactividad en los contenidos formativos ofrece muchísimas posibilidades. Como decía antes, son la aplicación de principios de aprendizaje ya antiguos, pero lo son mediante una relación más estrecha con el día a día de nuestro tiempo: todos estamos ahora acostumbrados a buscar vídeos en internet para distraernos o para aprender a hacer cualquier cosa, del mismo modo que nos gusta ser activos en la búsqueda de la información que necesitamos.
Y no nos podemos olvidar de la gamificación, del uso de los juegos con propósitos didácticos. ¿Hay algo más motivador que la competencia con otros o con uno mismo que supone cualquier juego, ya sea uno tradicional o un videojuego?
Si no hubieras sido psicólogo, ¿a qué te hubiera gustado dedicarte?
Me habría gustado ser periodista. De hecho, trabajé durante tres o cuatro años en una revista y me lo pasé muy bien, ideando reportajes, entrevistando gente, asistiendo a eventos… Como aficionado al cine, me encantó conocer y charlar con Berlanga, Rafael Azcona o Verónica Forqué, entre otros muchos actores, guionistas y directores. Además, como era una revista de tendencias, era frecuente que los restaurantes nos invitaran a comer o cenar para poder hacer luego los reportajes. ¿Se puede pedir más? También me habría gustado ser historiador o arqueólogo. De hecho, sigo leyendo muchos libros sobre historia.
¿Cuáles son tus aficiones preferidas?
Va a sonar un poco tópico, pero, sobre todo, leer, el cine y la música. Lo que pasa es que en los tres casos son pasiones, más que aficiones. Por ejemplo, no solo soy un devorador de libros, es que me gustan los libros como objetos: tengo una biblioteca que no es pequeña precisamente, lo que, claro, también supone un quebradero de cabeza por cuestiones de espacio. Y, por supuesto, me gusta mucho viajar, aunque puedo llegar a ser un viajero un poco cansino para los demás, porque no me voy de un sitio hasta haber visto la última piedra que me parezca interesante.